jueves, 26 de marzo de 2009

Luis Casado adelanta un fragmento de su libro "La gran mentira" en solidaridad con Carlos Moya

El Secretario General del PS da muestras de no haber entendido nada con relación al apoyo masivo que ha encontrado Jorge ARRATE entre los socialistas, y aun más allá, en sectores radicales, de la izquierda cristiana, del PC, de la izquierda toda.

Y se propone amedrentar e imponer su candidato el Sr. Frei, a quienes, como Carlos Moya, entienden que nuestro apoyo irá siempre a un militante socialista que busca reconstruir una alternativa democrática, popular, republicana, opuesta a la deriva neoliberal de los dirigentes del PS, como el mencionado secretario general.

Mi propia respuesta a la carta del secretario general es un fragmento de un libro en curso de redacción, que trata del destino del PS en manos de apóstatas como el secretario general y su presidente. Hela aquí:

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La gran mentira

No hace mucho eran “laguistas”, antes de devenir “insulzistas”, quedarse en pana de candidato y gracias a un recurso circense, una especie de triple salto mortal invertido, hacia atrás, muy atrás, transformarse en “freistas”.

Los herederos del avión rojo y de la República Socialista de Marmaduke Grove, los legatarios de Eugenio Matte Hurtado, de Oscar Schnacke, de Eugenio González Rojas y de Salvador Allende, se transformaron en tropas de refuerzo de un heredero de la falange…

En la historia partidaria hubo precedentes. Hubo quién votó la Ley de defensa de la democracia, quién apoyó al mismo Carlos Ibáñez del Campo que había encarcelado a un joven dirigente universitario llamado Salvador Allende, incluso quién organizó un grupúsculo de “socialistas con Pinochet”.

En la DC hubo quién fue a golpear a las puertas de los cuarteles, aplaudió el golpe de Estado e incluso pretendió públicamente que los partidarios de Salvador Allende estaban armados hasta los dientes. En premio, Patricio Aylwin fue ungido sucesor, -con más retraso del que él mismo hubiese deseado-, del dictador.

El matrimonio del congrio y el huemul fue posible gracias, entre otros, a una voluntaria amnesia colectiva y a la adopción como propios, por parte de los socialistas, de los intereses del adversario. Ahora los socialistas son “freistas”.

En Chile, en el año de gracia de 2009, un partido cuya profesión de fe original todavía le genera envidia a la izquierda latinoamericana y mundial, declara y practica su apego a la economía de mercado y proclama su adhesión a las reglas que regentan el funcionamiento globalizado del capitalismo neoliberal.

Y sigue enarbolando, no muy orgullosamente, la aguerrida apelación de “Partido Socialista”.

¿Quiere decir que su conversión actual es solo astucia, ardid, y que en realidad el PS todavía aspira a la construcción de una República Democrática de Trabajadores?

¿Que hace suyos los objetivos y las ideas por los que murieron Llanos, Bastías y Barreto?

¿Que aun cree en la vía chilena al socialismo, ese sendero sembrado de botellas de vino tinto y de empanadas?

¿Que la palabra de Allende y sus seguidores guía hasta ahora la reflexión y la praxis, -oculta por el momento, estratagema obliga-, de sus dirigentes?

¿La nacionalización del cobre y de las riquezas básicas, la de los monopolios, la restitución a la colectividad de los medios de producción y la instauración de un poder popular por encima del poder arrancado a la burguesía como resultado de la lucha de clases (Allende hablaba de lucha de clases… él), hace aun parte del ideario socialista?

Seamos claros, ni siquiera Iván Moreira, en su inigualable estulticia, osaría pretenderlo. ¿Quién podría prestarle al PS tan siniestras intenciones? ¿Evelyn Matthei, ahora que Pinochet está en el infierno?

Jovino Novoa, ese esbirro de corcho de la dictadura, no lo haría, él, que benefició del apoyo de un par de parlamentarios elegidos con votos socialistas para llegar a la testera del Senado y recibió las cálidas felicitaciones de Ricardo Núñez, ex secretario general del PS, ex presidente del PS, ex esto, ex lo otro, y ahora simplemente ex…

¿Acaso el reformismo del PS, su “progresismo”, no es sino una táctica como la teorizada por Léon Blum en Francia y por Kautsky en Alemania, en los años 1920, frente al bolchevismo revolucionario de Lenin, que busca por etapas, es decir mediante una serie de reformas sucesivas, la abolición del capitalismo en nombre, precisamente, de un ideal socialista?

Es poco probable que haya un solo militante socialista activo que lo pretenda, ni tampoco un único militante de la UDI o de RN para sospecharlo.

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¿Con qué argumentos, si no es el de la “disciplina” militaroïde, piensa el secretario general obligarnos a votar por Frei?

¿Desde cuándo en el PS, -y en el marco de la Constitución espuria que los dirigentes del PS han hecho suya-, para ser candidato a una cargo de representación popular es condición necesaria la de apoyar a un heredero de la Falange?

¡Salvador Allende, despierta! Se volvieron locos…

Luis CASADO
Militante del PS resuelto a apoyar a Jorge ARRATE – Miembro de su equipo de campaña.

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