CONSENSO DE NUESTRA AMÉRICA
Proyecciones
para un programa político de acuerdos de la izquierda, los partidos y
movimientos populares de América Latina y el Caribe.
Grupo
de trabajo del Foro de Sao Paulo
____________________
Fidel Castro, ejemplo de unidad e
internacionalismo
Entre los inconmensurables ejemplos que
Fidel dejó como herencia a los revolucionarios de América Latina y el Caribe,
destacan dos que han sido determinantes en las luchas de nuestros pueblos,
nuestros partidos y movimientos. Estos son la unidad y el internacionalismo
consecuente.
“El deber de las naciones oprimidas y
explotadas a luchar por su liberación; el deber de cada pueblo a la solidaridad
con todos los pueblos oprimidos, colonizados, explotados o agredidos, sea cual
fuere el lugar del mundo en que éstos se encuentren y la distancia geográfica
que los separe” y agregaba “ser internacionalista es pagar nuestra propia deuda
con la humanidad”. (Fidel Castro Ruz).
Este Grupo de Trabajo del Foro de Sao
Paulo dedica el resultado de sus modestos esfuerzos al ejemplo y la
consecuencia revolucionaria del Comandante Fidel Castro.
Managua, Nicaragua 10 de enero de 2017
____________________
Tabla de contenido (las páginas corresponden al documento
original)
Conclusiones
y Recomendaciones 22
Propósitos de este documento (Preámbulo)
Este
documento es el resultado de un trabajo desarrollado a partir de un conjunto de
ideas y conceptos con el objetivo de contribuir al desarrollo de los procesos
progresistas y revolucionarios en las diversas regiones y países de América
Latina y el Caribe. A la fecha es ya un documento colectivo de partidos y
organizaciones del subcontinente. El nombre hace referencia a una unidad tanto
declarativa, como en torno a un programa y a una práctica política.
Se
cumplen más de 500 años del aniversario del inicio de la invasión europea a
Abya Yala, acontecimiento que los movimientos populares del continente
proclamaron como el comienzo de la aún inconclusa resistencia indígena, negra y
popular.
El
combate a los conquistadores, las insurrecciones indígenas del siglo XVIII, las
rebeliones de esclavos africanos, la Revolución Haitiana, primera epopeya
anticolonialista y antiesclavista triunfante en estas tierras, y las luchas que
desembocaron en la independencia de la Hispanoamérica, son un preciado legado
histórico, que alimenta nuestras batallas emancipadoras del presente.
A
su vez, hace más de doscientos años, en su conocida Carta de Jamaica, Simón
Bolívar definió el momento germinal en que nacía, con las nuevas repúblicas
independientes, un nuevo mundo destinado a convertirse en una gran nación. “El velo se ha rasgado: ya hemos visto la
luz, y se nos quiere volver a las tinieblas; se han roto las cadenas; ya hemos
sido libres; y nuestros enemigos pretenden de nuevo esclavizarnos”,
escribía y añadía con visionaría seguridad: “Seguramente,
la unión es lo que nos falta para
completar la obra de nuestra regeneración” con lo cual completaba su
descripción del triunfo de la hegemonía popular latinoamericana y caribeña
sobre su propio destino.
Nuestras
sociedades latinoamericanas y caribeñas se han reconfigurado y diversificado.
La manera de organizarnos y de ver el mundo también se ha transformado,
enriquecidas con las experiencias de poder popular y de acceso a amplios
beneficios sociales que han permitido ir transformando las realidades socio
económicas y políticas de nuestra región lo que ha incidido en la percepción de
las luchas políticas y económicas y en las visiones del poder.
En
su necesidad de supervivencia, el capitalismo se comporta de manera depredadora
con la sociedad y la naturaleza, poniendo en riesgos los avances en la calidad
de las relaciones sociales logrados por la sociedad contemporánea y en
particular los avances democráticos y de garantías de derechos humanos
construidos desde los gobiernos progresistas del continente.
La
humanidad se encuentra bajo la ofensiva de un capitalismo especulativo
financiero en crisis. Y al mismo tiempo ello indica la agudización de las
consecuencias que produce en el seno de nuestras sociedades. Esto tiene que ver
con un sentido de acumulación neoliberal bajo prácticas que suceden en dos
ámbitos: ir por empresas de los Estados nacionales, y apropiarse de los
presupuestos públicos para socializar las pérdidas de las empresas privadas,
por tanto, esto debe ser motivo de aliento para nuestras luchas anti
sistémicas.
El
capital financiero, la “bancocracia” de la que habló Karl Marx, realiza su
papel de especulador; es la herramienta del neoliberalismo que rompe las reglas
del capitalismo liberal; es la voracidad de un modelo salvaje que se apoya en
el espíritu del epicentro del capitalismo: la acumulación.
En
esta fase corruptiva del proceso de acumulación del capital que el imperialismo
neoliberal se empeña en imponernos, asumimos que es la hora de construir el Consenso de Nuestra América.
Este
Consenso de Nuestra América rechaza
que exista un fin del ciclo progresista y que no es momento de lamentar los
reveses sufridos en el plano político y/o electoral. Es el momento de ser
autocrítico y constructivo y aprender de nuestros aciertos y errores.
Desde arriba y desde abajo seguimos
luchando por la toma del poder en todas las instituciones y su transformación
al servicio del proyecto alternativo, mejorando la correlación de fuerzas en
todas las formas de poder existentes en la sociedad. Tomando en consideración
las condiciones específicas de cada país, el Continente entero debe compartir e
incrementar sus jornadas de lucha. Los partidos políticos progresistas y de
izquierda seguimos luchando en oposición al sistema. En esta lucha estamos
avanzando codo a codo con los movimientos sociales de todo tipo. A pesar de
reveses temporales y la agresividad del capitalismo contemporáneo nuestra lucha
por el poder no se detiene.
Asumimos
que se ha modificado la correlación de fuerzas en la región, y que vivimos un
momento de desaceleración y desacumulación política y social fruto de una
contraofensiva imperial, de desaciertos propios y de un capitalismo que muestra
la agudización de algunas tendencias que podrían indicar una modificación del
ciclo capitalista dentro de su fase actual.
En
cualquier caso no es momento de lamentar los reveses sufridos en el plano
político y/o electoral, y por ello nuestra propuesta también considera nuestra
propia acumulación, política y social, que construya una correlación de fuerzas
a favor del campo democrático popular para continuar avanzando hacia un
horizonte socialista. Por ello, es necesario replantear el papel del ser humano
y la sociedad, y las relaciones de producción que hoy prevalecen.
Este
programa político es un horizonte que aborda los conceptos, valores y
proyecciones políticas que corresponde asumir a la izquierda y al progresismo
con el objetivo de conducir los cambios en América Latina y el Caribe.
A
este respecto, es necesario que observemos a nuestra América Latina y el Caribe
no como un ente aislado sino como parte integrante de un sistema producción
económico social planetario que tiende a la multipolaridad, donde existe una
crisis orgánica y estructural, de sobreproducción de mercancías derivada del
desarrollo de las fuerzas productivas, y que distribuidas a través de la
modificación de las relaciones de producción con justicia social, permitirían
el buen vivir de la sociedad.
Este
programa político tiene el objetivo esencial de promover la unidad de las fuerzas y organizaciones políticas
y sociales que lo asuman. Aspira con ello a lograr una elevada capacidad de
convocatoria por su sentido amplio, contrario a cualquier forma de sectarismo y
a otras actitudes que puedan contribuir a nuestra fragmentación. Este Programa
debe respetar y contener la diversidad
ideológica, dentro de los límites que establecen los valores
compartidos abajo presentados, y constituye por definición una propuesta estratégica.
Por
ello, este programa encarna el ideal de transformación de nuestras sociedades,
más allá de las singularidades y especificidades propias de cada país y de las
diferencias ideológicas entre las organizaciones políticas y sociales
convocadas. Por el alcance de sus propósitos, será medular su papel
movilizador, no sólo de las fuerzas y organizaciones del Foro de Sao Pablo,
sino también de todos aquellos movimientos políticos que pueden y deben
contribuir a esta lucha.
Nos
proponemos con este programa superar un sistema explotador en crisis,
responsable del subdesarrollo, la desigualdad, la destrucción de la Madre
Tierra, la enajenación y la permanente pérdida de la soberanía de nuestros
pueblos.
Creemos
que un mundo mejor es posible, que ya está avanzando en la liberación de
nuestros pueblos de la dominación imperialista y capitalista. Nuestro horizonte
es una sociedad que se proponga eliminar la brecha cada vez más grande entre
ricos y pobres y superar las desigualdades de género, etnia y edad.
Asistimos
a un momento de cambios en las correlaciones de fuerzas, que ponen en
evaluación y debate la proyección de la propuesta de la izquierda
latinoamericana y caribeña. Desde nuestros aciertos y desaciertos, enseñanzas y
aprendizajes, consideramos que se extraen suficientes lecciones como para
legitimar nuestra lucha y nuestros proyectos. Nos disponemos a enfrentar y
superar resueltamente y unidos este estado de cosas. Es lo que nuestros pueblos
esperan de nosotros y a ello debemos encaminar nuestros esfuerzos,
rectificaciones y perspectivas.
Esta
propuesta política parte de un inestimable acervo histórico que abarca desde
los albores mismos de las civilizaciones pre colombinas, hasta las gestas
emancipadoras frente al colonialismo europeo y las tradiciones de lucha de
nuestros pueblos originarios, de
campesinos, de obreros, de intelectuales y trabajadores en general;
entremezclados con conceptos como el del
“buen vivir”, las corrientes humanistas, revolucionarias, marxistas y
progresistas surgidas en Europa y las
expresiones genuinamente latinoamericanas y caribeñas, así como la
herencia de quienes fueron protagonistas
ejemplares en nuestra batalla frente al coloniaje europeo: Hatuey, Tekun
Uman, Nicarao, Guaicaipuro, Cuauhtémoc, Rumiñahui, Túpac Amaru, Diriangen,
Bartolina Sisa, Atahualpa, Túpac Katari y Lautaro; y el pensamiento de
nuestros libertadores: Louverture,
Bolívar, Manuelita Saenz, Sucre, San Martin, Artigas, Javiera Carrera,
Policarpa Salavarriera, Hidalgo, Morazán, Alfaro y Martí en el siglo XIX; y de
Sandino, Farabundo Martí, Mariátegui, Flora Tristán, Zapata, Villa, Cárdenas,
Camilo Torres, Manuel Marulanda, Albizu, Allende, Torrijos, Seregni, Manley,
Hándal, Kirchner y Chávez en los siglos XX y XXI. Traemos las mejores
enseñanzas y reflexiones que nos dejaron las revoluciones del siglo XX y el
proceso de derrumbe del llamado socialismo real este-europeo y las formas de
organización para resistir a las dictaduras, al fascismo, al imperialismo y el
surgimiento de nuevas formaciones políticas populares y unitarias fruto del proceso
de acumulación de fuerzas.
A
su vez, se nutre del legado ético e internacionalista del Che Guevara, y del
ejemplo de resistencia y la proyección ideológica y humanista de la Revolución
cubana, en especial del pensamiento fundacional de Fidel Castro.
Para
su cabal implementación, son necesarios instrumentos
políticos caracterizados por su disciplina, rigor en su accionar y vocación
de articular con otras organizaciones que persigan fines similares.
Esta
propuesta política no constituye un
proyecto concreto para un país o fuerza política determinada. La realidad que
nos proponemos transformar tiene muchas singularidades y diferencias entre
países, así como al interior de éstos, incluso entre las organizaciones
políticas y sociales convocadas. Sin embargo, concibe Nuestra América como un
todo, con un camino y destino comunes.
Su legitimidad proviene
de ser un referente aprobado democráticamente en el seno del Foro de Sao Paulo,
la más representativa construcción política regional de las organizaciones
revolucionarias, progresistas y democráticas de América Latina y el Caribe.
Como
afirmara el apóstol de la independencia de Cuba, José Martí: “A un plan obedece nuestro enemigo: de
enconarnos, dispersarnos, dividirnos, ahogarnos. Por eso obedecemos nosotros a
otro plan: enseñarnos en toda nuestra altura, apretarnos, juntarnos, burlarlo,
hacer por fin a nuestra patria libre. Plan contra plan”.
Los
países y pueblos que conformamos la América Latina y el Caribe tenemos coincidencias
y diferencias, pero nos vemos a nosotros mismos como una comunidad y como una
patria grande.
Las
similitudes, sobre todo, son el fruto de estructuras socio-económicas y
políticas derivadas de una historia común, que en cada época han sufrido y siguen
sufriendo el sometimiento de parte de los poderes hegemónicos de turno, sean
los colonialismos europeos o el imperialismo estadounidense.
Los
valores que la izquierda defiende constituyen nuestros referentes, y así los
resumimos:
1 - La igualdad, la equidad y la justicia
social. Aspiramos a que sea lo mayor posible entre nuestros países, pueblos
y las personas bajo el principio de la equidad. La política económica y social
debe profundizar en la redistribución justa de la riqueza. Los que tienen más
deben contribuir más. El centro de las decisiones de orden económico y social
son los seres humanos en su sentido abarcador y colectivo. Las grandes
mayorías, especialmente las históricamente discriminadas deben ser las
principales destinatarias de estas políticas.
2
- El bien común debe ser nuestra
prioridad y por lo tanto la defensa de los bienes comunes. El uso sustentable de los recursos naturales y el cuidado del medio
ambiente, debe ser nuestro compromiso como premisa para salvaguardar la
supervivencia de la Madre Tierra, el conjunto formado por la especie humana y
la naturaleza. En ese sentido, rechazamos enfáticamente la mercantilización de
estos recursos.
3
- La democracia y la lucha por la
libertad. Estamos en un momento de resistencia, luchando también hacia
dentro de nuestras propias fuerzas (autocrítica). Por esta razón, la lucha por
retomar la continuidad y el avance de las izquierdas y los gobiernos y
proyectos progresistas es a través del compromiso
con la democracia, que debe necesariamente profundizar su carácter popular,
directo, participativo y comunitario, así como la construcción de identidad
nacional nuestroamericana como mecanismo de construcción de hegemonía y
poder popular y político. Rechazamos la arbitrariedad en la política y las decisiones
autoritarias.
4
- La unidad de nuestras fuerzas y
organizaciones y la indisoluble relación con nuestros pueblos, es
trascendental para desarrollar y desplegar este Consenso de Nuestra América. Es
posible por lo tanto, hacer cambios a pesar de no estar en los gobiernos, esto,
si logramos interpretar cuando la gente está en disposición de llevar adelante
la lucha, a través de las organizaciones sociales y disputar con la burguesía
la economía y la producción, y que estas, estén alineadas a las formas asociativas
que garanticen la redistribución equitativa de la riqueza.
5 -
La ética, la honradez, la modestia y
ser ejemplo individual y colectivo son valores de las organizaciones de
izquierda, considerando la necesidad de la movilización de las mismas para la
realización de nuestros proyectos. Esto elementos forman parte sustancial de
nuestros principios éticos, porque contribuyen a garantizar el necesario clima
de confianza social hacia nosotros y hacia la obra que defendemos.
6 - El ejercicio transparente del gobierno y
la administración de los bienes públicos y colectivos y el control social
de los mismos debe asumirse como una actitud propia de la izquierda. El enfrentamiento sin tregua a la corrupción,
como fenómeno inherente al sistema que necesitamos cambiar, resulta esencial y
forma parte de nuestra integridad y la ética en nuestros procesos tomar medidas
contra los corruptos y mostrar las herramientas de lucha contra la corrupción.
7
- El rechazo a cualquier expresión de fascismo,
racismo, xenofobia, discriminación de cualquier origen o naturaleza, así
como otras expresiones de exclusión
por razones sociales, religiosas, raciales, de género o de preferencia sexual,
debe formar parte de la agenda de la izquierda.
8
- La solidaridad, con otras personas
y naciones, la complementariedad entre el ser humano y la naturaleza, es la
base de la vocación humanista de nuestras posturas en todos los órdenes.
9
- La realización plena del derecho a la
Paz es premisa del disfrute de todos los demás derechos humanos y debe ser
una prioridad que asuma la izquierda. Rechazamos todas las formas de terrorismo
los asesinatos de líderes sociales y políticos y la carrera armamentista, en
virtud del sentido ético de nuestra lucha, de nuestra creencia en la paz, en el
respeto a la soberanía nacional, a la libertad, a la dignidad humana, y las
garantías a una vida digna.
10
- El derecho de cada país a elegir
el sistema político y social que sus pueblos democráticamente decidan, debe
respetarse. Rechazamos cualquier tipo de intervención que violente la soberanía
de nuestros pueblos. Entendiendo como premisa fundamental, que no hay soberanía
nacional sin soberanía latinoamericana en todos los aspectos, por tanto se
impone profundizar la institucionalización de los mecanismos de integración
como la CELAC, UNASUR, ALBA, Petrocaribe etc.
1
1
- El sentimiento latinoamericanista e internacionalista va de la mano con la vocación de integrarnos en un gran
bloque regional, capaz de preservar todo lo alcanzado formalmente desde hace
más de 200 años, en un sentido emancipador, liberador, no subordinado. Por
tanto, consideramos que el desarrollo de la Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños, CELAC, constituye un objetivo estratégico, y que
su Proclama de América Latina y el Caribe como zona de paz, aprobada en la II
Cumbre, de La Habana, en 2014, ofrece el marco político y jurídico para unirnos
en nuestra diversidad y defendernos.
12
- El patriotismo y el internacionalismo
deben ser intrínsecos a la izquierda. No se puede ser de izquierda si no se
siente en lo más hondo cualquier
injusticia que se cometa contra cualquier ser humano en cualquier lugar de
la tierra, tal y como enseñaba el Che Guevara.
13
- Nuestra lucha es a favor de nuevas formas de vida, contra toda forma de
violencia y discriminación étnica y social, y particularmente la violencia
cotidiana contra las mujeres y los niños/as.
El
imperialismo y las oligarquías constituyen nuestros principales adversarios,
condicionantes de nuestros problemas fundamentales y creciente amenaza a los
fundamentos de la civilización y la sobrevivencia de la especie humana. Nuestra
región se encuentra bajo los efectos de una fuerte y articulada ofensiva
imperialista contra los gobiernos progresistas, encaminada a fomentar la
desmoralización de nuestras fuerzas y a tratar de recuperar los espacios
perdidos y retrotraer la historia a los
peores momentos de la implementación del modelo neoliberal, con su secuela de
empobrecimiento, sometimiento a las grandes trasnacionales que refuerzan el
poder monopólico y agreden la soberanía en su intento por someter a nuestros
pueblos e imponernos los valores más retrógrados y conservadores en el terreno
político e ideológico.
Encontramos
similitudes en nuestros principales
problemas estructurales, ya sean de tipo socio económico como políticos,
más allá de determinadas coyunturas. La trayectoria de los procesos
progresistas y revolucionarios en los recientes 15 años no ha sido estéril.
De
todos modos, la coyuntura actual puede ser identificada como de abierta
confrontación entre las fuerzas populares - progresistas y la derecha pro
imperialista, de reveses políticos en algunos casos, pero al mismo tiempo de
generalización de las luchas de resistencia del movimiento popular. La derecha
ha identificado los puntos fuertes y débiles de nuestras propuestas, y
aprovecha las crisis sistémicas para descargarlas sobre nuestros pueblos. El
adversario ha querido caracterizar este momento histórico como el fin de
nuestros procesos. Y ello es completamente falso. Nuestro compromiso apunta a
nuevos aprendizajes colectivos en la perspectiva de la reconquista de los
procesos transformadores. Es decir, avanzar en el desarrollo y profundización
de nuestros procesos de cambio político y social para alcanzar nuevas
victorias.
Por
ello los movimientos, las organizaciones y los partidos progresistas y de
izquierdas debemos recrear nuestros métodos, teorías y prácticas para
garantizar el desarrollo de este Consenso
de Nuestra América. En este sentido es fundamental la generación masiva de
líderes y liderazgos capaces de escuchar y aprender de las experiencias y la
sabiduría de nuestros pueblos.
Desde el punto de vista económico:
Ya
no hay dudas acerca de que la llamada globalización que en lo económico ha sido
de características neoliberales y predominantemente financiera, constituye un
período histórico del capitalismo distinto de lo que fuera el primer
capitalismo básicamente comercialista que duró hasta el siglo XIX y el capitalismo
de casi todo el siglo XX de características industrialistas..
El
esquema imperialista en que se desarrolló y se desarrolla la economía global
está montado básicamente sobre una gran ficción financiera que en forma de
burbuja ha alimentado la emisión crediticia y monetaria de las más diversas y
complejas maneras, constituyéndose en un sistema muy frágil que empezó a
resquebrajarse entre 2007 y 2012, y todo indica que seguirá profundizando su
caída.
Hay
pactos que se están rompiendo dentro de las sociedades, como ser: el del
trabajo y el de la seguridad. Esa ruptura en el mundo del trabajo ocasiona
desempleo masivo, inseguridad ciudadana y destruye los sistemas de seguridad
social. El fin del estado de bienestar en el mundo desarrollado, es uno de los
aspectos centrales de las políticas llevadas adelante luego de la crisis del
2008 y también en aquellos gobiernos de restauración de la derecha en América
Latina. Los gobiernos progresistas y de izquierda han logrado instalar la
restitución de derechos humanos que el neoliberalismo ha destruido.
1
- El sistema capitalista y su historia de conquista, colonialismo y neo
colonialismo son la causa del subdesarrollo
que caracteriza a nuestras economías, a nuestras sociedades y a la conciencia
social de los individuos. La reproducción del atraso secular y la dependencia
de los centros de poder extra regionales, constituyen el principal obstáculo
para alcanzar la plena independencia y el progreso de nuestras naciones.
2
- La manera subordinada en que nos hemos insertado en la globalización, plantea
graves obstáculos a la modernización y expansión de nuestro sistema productivo,
especialmente industrial, incrementando la condición de meros exportadores de materias primas de escaso o ningún valor
agregado.
3
- En efecto, la especulación financiera,
como signo predominante de la economía mundial, impacta cíclicamente en los
precios de esas exportaciones, generando períodos de prosperidad efímera, dada
las limitaciones estructurales existentes. Por lo tanto, debemos afirmar que
nos enfrentamos a las intenciones de control
del capital financiero internacional, tipificado como la moderna expresión
de una tiranía a escala mundial,
omnipresente y desregulada.
4
- La escasa disposición de sucesivos
gobiernos latinoamericanos a invertir en el desarrollo científico, los obstáculos y restricciones en el acceso
al crédito productivo, el injusto control por las trasnacionales de la
propiedad intelectual así como el llamado robo
de cerebros entre otros factores, han dificultado la capacidad de avanzar
con autonomía, contribuyendo a los actuales grados de dependencia. La
contradicción entre los proyectos extensivos con fines de lucro que lleva a
cabo el gran capital, en la agroindustria principalmente, y la autosuficiencia
y soberanía alimentaria solo podrá ser resuelta en tanto nuestras acciones
avancen en resolver la necesidad de cerrar distancias entre el campo y ciudad,
entre clases sociales, en el equilibrio de derechos, a partir de la
distribución social. Al respecto, debemos considerar la existencia de
asimetrías económicas y sociales entre nuestros países, en algunos de los
cuales existen grupos oligárquicos nacionales más grandes que las
trasnacionales. Por lo anterior, se requiere de un modelo educativo para la
innovación tecnológica acelerada.
5
- El dominio de las grandes
trasnacionales, que actúan sobre nuestras economías con poco o ningún
control estatal, influyen en la depredación de nuestras sociedades y del medio
ambiente, por solo citar dos efectos negativos que urge modificar, provocan la
destrucción de la fuerza de trabajo y de la naturaleza.
6
- El flagelo de la deuda externa,
impagable e incobrable, lejos de haber sido superado se mantiene incidiendo en
nuestras economías, funcionando como una de las principales herramientas de
dominación imperialista. Esta última recurre a formas extremas de especulación
y chantaje financiero judicializado, como la actuación de los llamados fondos
buitres.
7
- La imposición de los denominados Tratados de Libre Comercio (TLC) que
condicionan las compras gubernamentales, los derechos sobre patentes, propiedad
intelectual y la jurisdicción de controversias ajenas a las partes y perpetúan
las relaciones asimétricas, favorecen una mayor subordinación, supone la
pérdida de la soberanía y no aporta realmente al desarrollo comercial,
económico o social como aseguran sus promotores imperialistas. Una nueva era de
mega TLC, como los conocidos Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica(
TPP, por su siglas en inglés) o el Acuerdo sobre el Comercio de
Servicios(TISA), o el que negocian los Estados Unidos con Europa, confirman con
crudeza las implicaciones negativas a las que nos quieren arrastrar.
8
- El capitalismo, en su fase neoliberal, vive una crisis que él mismo ha creado
como una forma más de acumulación y concentración de capital, y en su dinámica
no sólo expande a través de la financiarización y transnacionalización, sino
que además genera afectaciones como la desindustrialización del aparato
productivo de los países; la desnacionalización de las empresas públicas; la
extranjerización de sectores económicos estratégicos, la concentración privada
de la tierra y la apropiación de las rentas que generan, principalmente el
sector minero y energético.
9 -
El bloque político y social de los cambios debe tener un proyecto de desarrollo
nacional, popular y democrático en el que circunscriba la Inversión Extranjera
Directa con un marco jurídico estatal que busque que ésta impacte en áreas
claves del desarrollo, y evitando que se transforme en un mecanismo de
dominación y explotación irracional de la naturaleza. La lucha por el excedente
es clave, lo cual permitirá llevar a cabo la coparticipación y la incorporación
de distintas capas en nuestra lucha, y en tal la integración de más
participantes, se vuelve imprescindible el tratamiento de temas como la
ecología. El acento en esta reflexión es la unidad, la dialéctica en los
procesos y la lucha popular.
10
- Nuestra región, del Rio Bravo a la Patagonia, incluido el Caribe insular, es
una zona del mundo con cuantiosos recursos minero energéticos, hidráulicos,
amplia biodiversidad y desarrollo intelectual y humano, con un enorme potencial
para convertirse en una zona de prosperidad sostenible para sus habitantes, con
capacidad de aportar al beneficio de otros pueblos del mundo. Consideramos que
los recursos naturales son bienes comunes, valores de uso - y no de cambio -,
que pertenecen a los pueblos y su administración corresponde al Estado. No se
privatizan y se administran cuidando el equilibrio entre sociedad y Madre
Tierra, buscando la armonía y restauración de la diversidad de sistemas de
vida.
11
- Se reconocen la existencia y convivencia de diversas formas de economía
plural (estatal, comunitaria, social cooperativa y privada) bajo un régimen de
planificación en el que el Estado controla los sectores estratégicos y organiza
su interrelación para incrementar la calidad de vida de la población, la
seguridad alimentaria, la redistribución de la riqueza e integración económica
latinoamericana y caribeña. No obstante, debemos respetar todas las formas de
propiedad democratizando los medios de producción, defendiendo solidariamente a
los pequeños y medianos industriales y productores, fomentando y profundizando
las formas de propiedad estatal y asociativa que otorguen mayores niveles de
libertad de producción y asociación.
12
- Reconocemos los éxitos de estos más de veinte años de trabajo de la izquierda
organizada en el Foro de Sao Paulo, y casi veinte luego de la victoria del
presidente Hugo Chávez. Hay balances positivos de la colosal batalla económica
y social librada, aunque no pudimos transformar aún las relaciones de
producción capitalistas. Debemos cambiar el guion escrito por la derecha y el
imperialismo, reescribir nuestro discurso inclusivo, y desarrollar nuestras
propuestas que construyan hegemonía, estableciendo nuevos marcos de acumulación
que permitan la comprensión y el empoderamiento de los logros de nuestros
gobiernos para resolver las necesidades de los pueblos. Reafirmamos lo hecho y
nos proponemos construir correlación, incorporando a nuestras fuerzas
transformadoras, a la clase obrera, asalariados del campo, pequeños
productores, cuenta propistas, proyectos de autogestión, pobladores organizados
en cooperativas, atendiendo a las nuevas problemáticas que surgen y que
requieren organizarse y desarrollarse por rubro o localidad, propendiendo a que
estas unidades puedan escalar los peldaños superiores de la cadena de valor,
recuperando la plusvalía que el sistema les drena a través del mercado.
Desde el punto de vista social:
1
- Nuestra región sigue siendo el lugar
más desigual del mundo, a pesar de los notables avances sociales logrados
en estos años de gobiernos progresistas y de izquierda.
2
- La concentración de la riqueza
asociada a lo anterior resulta la principal explicación de que persista la
pobreza y la marginación social, fenómenos imposibles de superar sin una nueva
forma de distribuir la riqueza que reconozca el trabajo aportado, muy diferente
a los procesos de redistribución de la renta basadas en el mercado, que
observamos hasta ahora. Es imperativa una profunda revisión de los sistemas
impositivos y fiscales vigentes.
3
- La pobreza tiene un impacto duradero en la calidad de vida de nuestros
ciudadanos y ciudadanas, incluso en segmentos de capas medias o ricas en la
medida que a todos nos afecta la explotación del capital a través del mercado,
el avance de la inseguridad, la trata y
tráfico de personas, el crimen organizado y el narcotráfico entre otros
problemas.
Al mismo tiempo estas condiciones debemos
entenderlas como incentivos para llevar adelante las transformaciones políticas
y sociales, reformando el estado y rediseñando un nuevo marco económico
favorable a los intereses de las grandes mayorías excluidas.
4
- La salud como derecho humano esencial,
está lejos de mostrar índices decorosos. Resulta inexplicable que a pesar del
notable desarrollo alcanzado por las ciencias médicas, aún enfrentemos una
elevada mortalidad infantil y materna o muertes por enfermedades prevenibles.
La infraestructura hospitalaria y médica es aún insuficiente.
5
- La situación de la educación es
también preocupante. Millones de latinoamericanos y caribeños todavía se
mantienen en el atraso secular, contándose por cientos de miles los analfabetos
o semis analfabetos. La escolarización en general sigue siendo baja y baja la
calidad de la educación en las instituciones escolares y universidades. La
falta de profesores y maestros o sus bajos ingresos y calificación, son
factores que inciden en esta problemática.
6
- El acceso al empleo digno, a
recibir un salario justo y remunerable basado en las competencias, sin
discriminación por razones de género, raza u origen, sigue siendo un derecho
cuyo goce pleno está vedado para millones de mujeres y hombres de nuestra
región, quienes solo pueden acceder al empleo informal, plazas en condiciones
precarias y mal remuneradas donde no se respetan sus derechos fundamentales
como trabajadores y trabajadoras.
7
- De forma complementaria, debemos reflexionar sobre el grave retroceso que
tiene la concepción del trabajo en el
neoliberalismo, los efectos materiales y subjetivos que han sido generados
en las particularidades que tienen las relaciones de producción hoy día, que
también implican nuevas formas de explotación de los seres humanos, sin
distinción alguna sobre si se explota a adultos, jóvenes o niños. Debemos
instalar en el seno de nuestras sociedades, la discusión del impacto de las
nuevas tecnologías en el mundo del trabajo. La sustitución de mano de obra
provocada por la robotización y las aplicaciones de las nuevas tecnologías de
la comunicación e información, y como logramos reconvertir hacia nuevas formas
a esos trabajadores excluidos, y analizar el impacto en la seguridad social y
las prestaciones de jubilación y pensiones.
8
- La seguridad social ha sido
fuertemente golpeada por las políticas neoliberales. Las aseguradoras y los
fondos de pensiones, privatizados en su mayoría, siguen siendo un mecanismo de
extorsión de los trabajadores y de financiación de las burguesías y grupos
económicos que controlan la actividad. Ello genera inseguridad y desesperanza
para cientos de miles de personas que, de esa manera, no tienen garantizado un
futuro decoroso.
9
- El acceso a los recursos y las tecnologías para la mitigación de los efectos
nocivos del cambio climático sigue siendo limitado y condicionado para nuestros
países. El uso indiscriminado de combustible fósil por el modelo
capitalista-industrial durante varios siglos, ha conducido al fenómeno
denominado calentamiento global, que
representa un atentado cada vez mayor a la vida en el planeta. Esta situación
se ve agravada por la contaminación de la atmósfera, los mares, los cuerpos de
agua y los úselos, como consecuencia de la falta de planificación en el uso
racional de los recursos naturales; la depredación de las trasnacionales,
particularmente mineras y petroquímicas; la destrucción de bosques y la
desertificación desenfrenada. Este enfrentamiento altamente irresponsable y
destructivo de los grandes intereses económicos con la Madre Tierra conduce al empobrecimiento y a la inseguridad de
numerosos países y pueblos, al extremo de que el cambio climático resultante
amenaza con la desaparición total o parcial de Estados y territorios insulares
en el Caribe.
Desde el punto de vista político:
1
- En América Latina y el Caribe prevalece la dominación colonial de diversos
pueblos por parte de varias potencias europeas y de los Estados Unidos. El
colonialismo constituye un vergonzoso anacronismo histórico que ha sido denunciado
reiteradamente por la comunidad internacional. Contribuir a la erradicación
total y definitiva de la dominación colonial en Nuestra América constituye uno
de los grandes retos y responsabilidades de la izquierda latinoamericana y
caribeña.
2
- Los sistemas políticos y electorales
vigentes establecidos tras las guerras de independencia se encuadraron en la
democracia liberal burguesa y en el devenir del tiempo se fueron viciando de
prácticas autoritarias, clientelismo y en muchos casos del fraude consuetudinario
afectando la voluntad popular.
3
- Los llamados poderes fácticos han
mostrado capacidad de controlar el sistema judicial y el electoral. Un esquema
de supuesta independencia de los poderes del estado encubre generalmente la
concentración del poder político en manos de élites que nadie eligió. La
ofensiva reaccionaria no se limita a intentar derrotar los procesos
progresistas y de izquierda, es una ofensiva contra toda la izquierda en
cualquier país, es un plan de liquidación de toda alternativa emancipadora en
contra la dominación imperialista.
4
- La crisis de la política, y la
fusión y transnacionalización de las empresas comunicacionales, condujeron a
que los medios de comunicación
consolidaran su papel como fuente y brazo del poder. Con ello se impuso a
los pueblos una homogeneización informativa y cultural. Los tradicionales
medios masivos trasnacionalizados y los nuevos surgidos de la revolución de las
tecnologías de la información y las telecomunicaciones, promueven los intereses imperialistas
mediante la simplificación del lenguaje, la banalización del mensaje político y
la imposición de un pensamiento único. Al mismo tiempo estos mecanismos están
siendo utilizados como forma de denuncia y resistencia que debemos apoyar y
profundizar con independencia y soberanía tecnológica.
5
- La cultura es un campo de batalla, de
resistencia frente a la invasión y manipulación por el imperialismo y de las
oligarquías locales. Esto se expresa no solo en el plano mediático sino
también mediante la invasión de la llamada industria global del
entretenimiento, portadora de un relato colonizador, que desvirtúa nuestra
historia, dirigido a la domesticación de las conciencias y contra todo
pensamiento crítico y emancipador. Al propio tiempo, el mercado global del arte
y la literatura se ha afianzado como tribunal inapelable para definir su
difusión. El objetivo de esta guerra cultural contra nuestros pueblos va
dirigido a garantizar la hegemonía imperial.
6
-El imperialismo y las oligarquías locales han avanzado en la aplicación de una
ofensiva dirigida desde Washington,
con especial impacto en los países gobernados por el la izquierda. Se aplica
mediante una vía que intenta cambios de gobierno de forma expedita o buscando
su desgaste para revertirlos por vías electorales. Estas políticas refuerzan el
concepto de que el principal enemigo de
la izquierda y de nuestros pueblos es el Imperialismo.
7
- El crimen transnacional organizado, incluyendo los feminicidios, que se han
incrementado en muchos países de la región, asociado a las redes de tráfico y
los mercados de consumo de drogas, al tráfico de migrantes y la trata ilegal de
personas con fines de explotación laboral y/o sexual, al comercio de armas, al
contrabando, a los delitos financieros y a las prácticas terroristas, se han
convertido en un instrumento de chantaje
y dominación política al servicio de los poderes globales hegemónicos. Sus
efectos devastadores sobre la cohesión social y el fomento de una nueva escala
de anti valores, propician la disgregación y el virtual colapso de los estados
nacionales bajo la premisa de que caotizándolos, se viabilizan los planes de
subordinación y de saqueo nacional y regional de nuestras riquezas.
8
- Los esfuerzos a favor de la integración
en nuestra región corren el peligro de ser
revertidos si no logramos que se cree una conciencia social mayoritaria a
favor de esta. Es deber de primer orden de las fuerzas políticas y sociales
progresistas y de izquierda asumir esta tarea, compartir el ideal de unidad en
la diversidad.
Las
transformaciones necesarias para cambiar y desarrollar a la América Latina y el
Caribe, y contribuir al ideal de un mundo mejor rebasan cualquier proyecto
nacional y requieren desarrollar una comunidad de objetivos y principios
generales en los cuales se debe fundar la transformación. Estos objetivos y
principios deben ser asumidos mancomunadamente, por todos todas las personas
que estamos comprometidas con el cambio, con apego a las particularidades
nacionales, pero con vocación integracionista e internacionalista.
En el orden económico:
1
- Debe hacerse énfasis en este aspecto de la
integración liberadora y no subordinada, en la perspectiva de desarrollo
económico y social de Nuestra América, procurando la mayor complementación
entre los países. El fomento de empresas y asociaciones internacionales pueden
ser un buen punto de partida porque permiten aprovechar las fortalezas
económicas como los recursos naturales disponibles y el desarrollo tecnológico
y científico de la fuerza de trabajo de cada zona, país o grupo de naciones. Es
indispensable desarrollar un plan de infraestructura que mejore la
conectividad, comunicaciones, transporte y abastecimiento, y que articule con
las propuestas productivas, comerciales y financieras, entre nuestros países
con las que están en desarrollo en otras áreas del planeta.
2
- Un abarcador proceso de integración
económica y social, no solo de los mercados, es la clave para garantizar
nuestra soberanía, visto en su sentido patriótico y también como la condición
para insertarnos en un mundo globalizado, preservando la capacidad decisoria
sobre nuestro porvenir.
3
- Debe desarrollarse un mercado interno
regional que propicie la sostenibilidad del modelo económico que intentamos
desarrollar y como alternativa a la inestabilidad del denominado mercado
externo. Esto no presupone aislarnos del mundo sino vincularnos desde mejores
condiciones económicas, desarrollo social y preservación de la independencia.
4
- La autonomía de nuestros sistemas
financieros resulta necesario y parte del proceso integracionista. Debemos
proponernos una banca de desarrollo latinoamericano y caribeño así como una
moneda común, instrumentos que pueden tributar a dicha independencia.
Iniciativas como el Banco del Sur, el Banco de la ALBA y la existencia del
SUCRE son experiencias factibles a considerar, sin perjuicio de los proyectos
nacionales para concretar bancos de desarrollo.
5
- Es necesario marchar hacia una planificación económica consensuada a niveles
regionales, que permitan a los países de Latinoamérica y el Caribe a actuar
como bloque autónomo frente al resto de los actores económicos mundiales. El
objetivo tiene que ser el pleno empleo, lo que es fundamental para el
desarrollo de la sociedad. Los partidos políticos y movimientos populares y de
izquierda deben sostener este reclamo en forma permanente a los gobiernos.
6.
Cualquier plan de desarrollo debe proponerse superar las políticas que favorecen el monocultivo y la exportación exclusiva de materias primas y productos
básicos. Se deben priorizar la modernización de sectores estratégicos en la
industria, las energías renovables o aquellos que garanticen la soberanía
alimentaria y tecnológica, entre otros. Para ello es pertinente el máximo
despliegue posible de la ciencia y su aplicación práctica a los procesos
económicos.
7
- Ante el impacto negativo del neoliberalismo resulta imperativa la generación
de economías productivas, prósperas y sustentables, con distribución equitativa
de la riqueza. En tal sentido, cobra especial relevancia reinstalar en la
agenda política la reforma agraria. La nueva sociedad a la que aspiramos no se
puede construir con base en la pobreza, la incompetencia y la inequidad.
8-
El proceso de integración regional debe procurar la construcción de una nueva
arquitectura comercial, económica y financiera, que recurriendo a instituciones
propias y nuestros recursos financieros, sea capaz de financiar proyectos de
desarrollo, la complementación industrial y garantizar la estabilidad económica
y financiera de la región. En tal sentido, debemos retomar la estrategia de la
industrialización, reindustrialización y agro industrialización sustituyendo
las importaciones, para contrarrestar los efectos de desnacionalización y
desindustrialización que ha provocado el predominio del modelo neoliberal en
nuestros países.
9
- Una economía post capitalista debe asumir como principio la búsqueda de la calidad mediante la
aplicación de planes que garanticen una elevada productividad, la eficiencia y
la eficacia en los procesos productivos. El rediseño de las políticas fiscales,
nos debe llevar a la profundización de la redistribución de la riqueza. Las
reformas fiscales y el papel de los impuestos directos sobre la producción y el
consumo, deberán tener un impacto en la reducción de los impuestos al consumo
como prioridad básica a partir de su impacto en las canastas básicas y los
efectos negativos que conllevan para amplios sectores de la sociedad, se deben
desarrollar políticas de sustitución de los impuestos al consumo por impuestos
progresivos a la renta y la riqueza.
10
- El Estado debe jugar el rol
fundamental de regular la actividad económica, por tanto debe garantizar la
distribución justa de la riqueza e implementar planes de desarrollo económico y
social que gocen del respaldo popular y se articulen al proceso de integración
regional latinoamericano y caribeño. El Estado debe poseer empresas que sean
productivas, eficientes y sanas, sobre todo en áreas estratégicas como:
Energía, Finanzas, Telecomunicaciones, entre otras. Las utilidades que generen
estas empresas deben emplearse para fomentar el desarrollo económico y social
de nuestros países con recursos propios.
11
- Desde los gobiernos progresistas y de izquierda hemos demostrado la posibilidad
de comenzar a trasladar paulatinamente a la sociedad civil ciertas funciones de
gestión de las que aún mantiene el estado la totalidad de su ejecución. Esto en
el interés de fortalecer el ejercicio de poder popular, el fortalecimiento y el
empoderamiento del tejido social, y la participación activa de carácter
co-gestivo y autogestivo, pero considerando importante mantener la función de
asignación de recursos en manos del Estado.
12
- Esto no excluye el papel de sectores
privados, tanto nacionales como extranjeros, pero todos bajo la orientación de un plan de
desarrollo nacional orientado al fortalecimiento del mercado interno, a exportar valor agregado y articulado
a un proceso de integración regional y en cumplimiento de las legislaciones
laborales y medio ambientales entre otras.
Una
Estrategia de desarrollo de largo plazo, debe poner énfasis en la dirección de
la transformación estructural y del cambio tecnológico, compatible con los equilibrios
macroeconómicos, y centrada en los objetivos del desarrollo humano, igualdad y
sustentabilidad ambiental. Esta estrategia supone asignar al Estado un rol
central en la construcción de objetivos y en la fijación de sistemas de
incentivos y la construcción ideológica y de valores, por lo que su rol, será
no el de sustituir a los diferentes actores sociales, sino el de construir
amplios consensos y liderar la construcción institucional, sobre la base del
desarrollo de un denso entramado institucional y variadas formas de
organización de la sociedad civil.
13
- Es indispensable y urgente formular e instrumentar un nuevo modelo económico
y social, cuyo eje sea “pobreza cero”.
En el orden social:
1
- La distribución equitativa de la
riqueza es uno de los signos distintivos de un proyecto de izquierda. Las
políticas fiscales deben orientarse y concebirse bajo el principio de que no existe desarrollo genuino sin la mayor
inclusión social posible, la igualdad de oportunidades y el acceso de todos
los ciudadanos y ciudadanas a los bienes y servicios socialmente producidos,
según el aporte de cada cual.
2
- Los servicios de educación y salud deben estar al alcance de todos los
ciudadanos, diseñados bajo los principios humanistas y solidarios.
3-
La educación debe ser una política pública obligatoria e indeclinable, gratuita,
laica y científica; y debe abarcar desde el nivel inicial de primera infancia
hasta el nivel superior, pasando por los niveles básico y medio superior. Es
necesaria una mayor inversión pública obligatoria en educación de primera
infancia. Las y los niños y jóvenes deben ser los beneficiarios prioritarios
del desarrollo y los avances de los gobiernos progresistas y de izquierdas.
4-
Los hallazgos científicos más recientes en el campo de la investigación
nutricional y de las neurociencias, nos permiten concluir que es necesario y
urgente garantizar a toda la población infantil una dieta sobre enriquecida en
proteínas y neuronutrientes, indispensable para su crecimiento y desarrollo en
esta etapa formativa del cerebro, así como una educación temprana desde la pre
concepción, etapa prenatal y de primera infancia, en un ambiente lleno de
estímulos lo que permitirá a que nuestros infantes tengan un crecimiento
integral, con el propósito de alcanzar un mejor desarrollo de las sociedades y
países de Nuestra América.
5-
Tanto los gobiernos como los movimientos, organizaciones y partidos
progresistas y de izquierdas, debemos comprometernos en la asignación de una
mayor inversión pública en ciencia y tecnología.
6
- Deben constituir preocupación
constante de los Estados en el ejercicio de sus políticas públicas, la
erradicación de flagelos neoliberales tales como la pobreza y la indigencia, la
drogadicción, la enajenación social, el descuido en la atención a sectores más
vulnerables como las personas con discapacidad, los ancianos y la niñez; así
como los históricamente discriminados como las mujeres, los afro descendientes,
los pueblos originarios, y la comunidad LGBTI.
7
- El Estado debe garantizar el respeto a los intereses sociales de todos sus ciudadanos y ciudadanas,
prevaleciendo aquellas decisiones que favorezcan a las grandes mayorías.
8
- El equilibrio dialéctico entre la
necesidad del desarrollo y los
derechos de la naturaleza, es una aspiración que debe alcanzarse. Heredamos
procesos que durante siglos desconocieron este enfoque y ahora debemos hacernos
cargo de implementarlo. Nuestro desarrollo tiene que ser sustentable, al margen
de los engaños del llamado capitalismo verde y de la visión desarrollista de la
sociedad.
9
- La precariedad económica y social prevaleciente en numerosos países de
América Latina y el Caribe ha obligado a millones de personas a emigrar a otros
países de la región o a Estados Unidos. Dichos flujos migratorios convierten a
los migrantes en personas de segunda categoría o en víctimas del crimen
transnacional. Por ello hasta que los gobiernos de izquierda no logren
modificar las condiciones socio económicas, políticas y de seguridad que le dan
impulso a dichos flujos, sus gobiernos necesitan dotarse de políticas migratorias seguras que garanticen
de jure y de facto el pleno disfrute de los derechos humanos de todos sus
ciudadanos y ciudadanas.
10
- La existencia del crimen organizado es una amenaza para todo Estado
democrático. El combate frontal al
narcotráfico y al crimen organizado requiere de políticas integrales, que
contengan la acción punitiva del Estado, pero que privilegien la dimensión
social de estos fenómenos y la aplicación de medidas salubristas para su
solución. Por ejemplo, se necesitan políticas especiales de abatimiento a la
pobreza y la marginalidad en las concentraciones urbanas precarias, espacios
donde estos flagelos se reproducen.
En el orden político e ideológico:
1
- Se requiere entender la conquista del poder más allá de la recuperación de
sus atributos simbólicos -la presidencia y el gobierno de un país- y articular
estrategias que le permitan llegar a sus distintos niveles -municipios,
provincias, estados, nación-, prevalecer en los parlamentos, y en el debate
público, así como proteger y propiciar el éxito de las empresas públicas y las
formas de gestión y propiedad colectivas. Asimismo, evitar que el poder
judicial sea utilizado al servicio de intereses políticos de la derecha. Es
necesario democratizar y subordinar las estructuras de mando del ejército y los
órganos de orden interior, al poder político instituido libremente por la
voluntad popular y en función de los intereses nacionales. Esos órganos son los
garantes de los procesos de liberación, soberanía e independencia de Nuestra
América.
2
- Debemos trabajar todos los días en el fortalecimiento y defensa de nuestras
conquistas, comprender que nuestros adversarios las impedirán o sabotearán,
aprender que las oligarquías siempre actúan combinadas a nivel local y
regional, y en estrecha alianza con el imperialismo y sus representantes
locales. Ello incluye la adopción de reformas
(parciales o totales) constitucionales allí donde sea posible, que permitan
superar los obstáculos institucionales propios del sistema instituido bajo
predominio de la burguesía.
3
- En tal sentido, es necesario enfrentar los mecanismos que utiliza el
imperialismo para socavar, desestabilizar y/o sustituir a los gobiernos
legítimamente electos, utilizando para ellos todos los medios a su disposición,
incluyendo golpes de estado militares, parlamentarios, la judicialización de la
política, y últimamente a través de la subordinación del poder judicial a sus
políticas injerencistas.
4
- No se concibe un gobierno de izquierda donde no prevalezca el respeto cabal a la condición humana y a los derechos
humanos y sociales. En tal sentido, el papel
del Estado es insustituible para garantizar a todos los ciudadanos el
disfrute de los derechos humanos que son universales, indivisibles e
interdependientes.
5
- Es fundamental la construcción y consolidación del poder popular en el ámbito
económico y político, como condición indispensable para desarrollar el programa
y las metas estratégicas de los cambios estructurales necesarios, que permitan
la profundización democrática de la institucionalidad, adecuada en cada caso a
las propias realidades de cada país o región.
6
- Igualmente es necesario que la organización, estructura y funcionamiento de
los partidos de izquierda -tanto los que gobiernan como los que luchan por
llegar a hacerlo-, cada uno adecuado a su propia realidad, respete la agenda
autónoma del poder popular, su carácter abierto y participativo. El Poder
Popular como expresión nacional programática de la suma de poderes locales y
sociales duales, es el fundamento de un nuevo tipo de relaciones políticas e
ideológicas entre gobernantes y gobernados, en todos los ámbitos de la
sociedad. Es expresión concreta de hegemonía en un momento dado. El Poder
Popular es fuente de legitimidad. Como pueblo organizado en permanente
autoconstrucción y formación es también la garantía del correcto desempeño y
funcionamiento de los gobiernos progresistas y de izquierda, y el antídoto
contra “golpes suaves” y otras formas de desestabilización.
7
- Requerimos también una modificación del discurso y del lenguaje político,
basado en nuevos códigos, que incluyan
un adecuado enfoque clasista y de género, que mantenga la honestidad, la
comunicación directa y confiable con la gente, capaz de auscultar y reflejar
sus preocupaciones e intereses, que contribuya al desarrollo del pensamiento
independiente, comprometida con el cambio revolucionario.
8
- Necesitamos profundas transformaciones
en materia comunicacional. Esto conlleva inevitablemente al enfrentamiento
a los procesos de concentración de la información, los medios y la cultura. Se
requieren reformas profundas que democraticen el acceso a la información y
respeten la diversidad de opiniones, culturas e historia; que estén al servicio
de nuestros pueblos. Al tiempo que se amplía la presencia en los medios de comunicación
masiva (tradicionales), debemos incrementar la participación en los nuevos
medios de comunicación, en particular, en las redes sociales de Internet donde
son conocidas nuestras desventajas tecnológicas.
9
- Hay que avanzar en el desarrollo, fortalecimiento, divulgación y
enriquecimiento de la riqueza cultural
de nuestros pueblos, que nos permita dar una batalla cultural a fondo contra los valores enajenantes del
capitalismo; debemos trabajar por conformar un frente de pensamiento
movilizando a la intelectualidad que ha sido excluida por el poder hegemónico y
que sea capaz de generar contenidos de carácter verdaderamente
descolonizadores, que doten a las personas de referencias culturales sólidas en
un mundo cada día más ganado por el consumismo y la banalidad.
10
- La permanente construcción y cuidado del consenso
social y de la confianza en las propuestas de izquierda, son claves para
darle sostenibilidad a nuestros proyectos. El consenso se construye en el
diálogo permanente con la sociedad y con los pueblos, haciendo que prevalezcan
las coincidencias por sobre las diferencias, con una clara voluntad de unir
para crecer y avanzar, asumiendo que la lucha
por la verdad y la justicia tiene que ser permanente e inclaudicable.
11
- La política exterior de la izquierda
debe fundarse en los valores universalmente reconocidos del derecho
internacional consagrados en la Carta de la ONU y expresarse por medio de la
solidaridad, la vocación de paz, así como la convivencia y cooperación entre
las naciones. Debe incluir un profundo compromiso antimperialista y
anticolonialista, que reivindique el derecho a la independencia, a la soberanía
y a la libre determinación de los pueblos.
12
- Insistimos en el sueño de la Patria
Grande, única e indisoluble, según los ideales de nuestros próceres.
Nuestro proyecto debe proponer modelos que promuevan y estimulen la integración
regional no subordinada, sino liberadora. Por eso apoyamos firmemente la
necesidad de impulsar los procesos de integración que están en marcha en nuestra
región, por medio de la UNASUR, el MERCOSUR, el SICA, la CARICOM, la ALBA-TCP y
otros mecanismos. En esas circunstancias adquiere particular relevancia la Comunidad de Estados Latinoamericanos y
Caribeños (CELAC), al erigirse en la expresión más importante y abarcadora
de todas las experiencias integracionista logradas. Es imperativo exigir a los
gobiernos nuestros gobiernos progresistas y de izquierdas que se avance en el
proceso de integración, derivado de un plan asumido por todos los partidos y movimientos
populares y de izquierda. Por lo tanto, urge diseñar ese plan para la
integración de la patria grande.
13
- Apostamos por potenciar espacios como el Foro de Sao Paulo y otras formas de
articulación, tanto de las fuerzas políticas como de las organizaciones
sociales populares, donde se construyen alternativas de lucha ante los avances
del imperialismo.
El instrumento político para el cambio
Debemos
dotarnos de los instrumentos políticos para implementar este programa.
Sus
formas de organización sólo es posible definirlas en cada lugar o país, sobre
la base de las experiencias acumuladas, a la historia de lucha y a la realidad
concreta donde se actúa. Este enunciado no supone la existencia de una única
organización cuando esto no sea posible, sino de encontrar bajo determinados
principios las mejores formas asociativas para potenciar y articular nuestros
saberes y experiencias de lucha.
Independientemente
de la diversidad, una serie de principios pueden ser válidos para lograr
organizaciones políticas capaces de superar con éxito los retos que tenemos y
encabezar los procesos de cambios y alcanzar los objetivos plasmados en estas
propuestas.
1 -
Es necesaria la construcción colectiva de un programa político. La historia
demuestra que cualquier propuesta por fuera del programa político debidamente
consensuado, termina siendo un limitado proyecto personalista.
2
- Ninguna fuerza política tiene futuro si no desarrolla una permanente política unitaria. La división, el
sectarismo y el personalismo, entre otros desvíos, contribuye a exacerbar los
intereses de nuestros adversarios.
3
- La vitalidad de una fuerza política descansa en gran medida en la forma y
contenido de sus estructuras de base,
depositarias del talante democrático de esa organización y garantía de la
interrelación permanente con el pueblo. En este sentido, es de vital
importancia fomentar, desarrollar y fortalecer la articulación entre gobiernos de izquierda, partidos y movimientos
populares tanto en los ámbitos económicos y sociales, como políticos.
4
- En la medida de las posibilidades y realidad concreta es pertinente tener estructuras de dirección local y nacional,
dedicadas a tiempo completo a esta
trascendente tarea.
5
- La capacidad de convocatoria y movilización debe encontrar la forma de
articular la propaganda y el empleo
de las redes y otros medios de comunicación masivos con la acción persuasiva directa y personalizada. Una no debe
ser suplantada mecánicamente por la otra.
6
- Una fuerza política que no desarrolle una relación permanente con organizaciones
o movimientos sociales populares tiene escasas posibilidades de implementar
una propuesta política de esta naturaleza.
Una
verdadera fuerza popular y de izquierda debe tener políticas específicas hacia
todos los sectores sociales como los trabajadores, los pequeños y medianos empresarios, la juventud, los estudiantes, las mujeres, las minorías excluidas.
Asimismo debe tener políticas específicas hacia todos los ámbitos
institucionales del Estado.
7
- Los movimientos sociales y populares acumulan una larga experiencia de luchas
y resistencias frente al modelo depredador capitalista, patriarcal y la
política hegemónica del imperialismo. Sus formas organizativas son muy
diversas, plurales, generalmente afirman su origen sectorial y su naturaleza
reivindicativa, pero constituyen
expresiones legítimas del clamor popular por cambios sociales profundos. La
esencia de la imprescindible relación y coordinación táctica y estratégica
entre las organizaciones políticas y los movimientos sociales reside en que
debe ser una relación virtuosa que preserve identidades y autonomías.
8
- Se requiere construir unidad en la
acción, así como confianza que permita alertar y desmontar la manipulación
por los adversarios de reclamos sociales legítimos. Deben remplazarse prácticas políticas clientelares y asistencialistas por la
co responsabilidad. En los pueblos organizados reside la fuerza para
emprender la transformación, radicalizar el proceso de cambios y garantizar su
sostenibilidad.
9
- Reafirmamos que la movilización
popular es capaz de conquistar y mantener el poder para el pueblo. Tenemos
claridad de que existe una relación dialéctica, según la cual, en la medida que
nuestras políticas recojan cabalmente las grandes aspiraciones de las masas,
lograremos un mayor y sostenido apoyo de éstas. En este sentido, los gobiernos
de izquierda deben tener políticas para todo el pueblo y para cada clase y
sector social. En este marco, cobra particular relevancia contar con políticas dirigidas a todas las instituciones del Estado
para direccionar su accionar en defensa de un proyecto nacional soberano y
regionalmente integrado. Sólo el sujeto popular organizado y concientizado
puede ser el protagonista constructor de una nueva historia, la historia de la
libertad, igualdad, fraternidad, justicia, democracia y felicidad.
10
- En el seno de una fuerza política es necesario el debate permanente, pero una
vez que se adoptan acuerdos, debe asumirse el compromiso de cumplirlos
cabalmente.
11
- La formación política y de líderes
dirigentes con acento especial en la juventud resulta indispensable para el
más eficaz funcionamiento y garantía de futuro, incluido en ello el desarrollo
cultural. El dirigente político constituye la columna vertebral de cualquier
organización de nuestra izquierda. Debe sentir la necesidad constante de
superarse en todos los sentidos, tener sentido del momento histórico, claridad
de pensamiento y de análisis, así como ser capaz de trabajar cohesionado con
todos los demás representantes de la izquierda. Su formación, así como la de
sus reservas y relevos, unida a la defensa e integridad de unos y otros, es una
responsabilidad irrenunciable. Y esta formación debe incluir la capacidad de
desarrollar y dirigir procesos sociales y productivos.
12
- Es pertinente mantener una labor educativa, de formación política e ideológica de forma permanente con la
población. Esto es más necesario cuando gobernamos. No se puede perder el
vínculo con el pueblo. Los reveses políticos y electorales que tuvimos, nos
deben permitir aprender de los errores, y a partir de allí reordenar el debate,
fundamentalmente con los jóvenes, que forman parte de una generación que tiene
conocimiento teórico y práctico a partir de haber vivido la etapa de desarrollo
de nuestros gobiernos, pero deben tener en cuenta el relato histórico sobre el
cual llevamos adelante nuestras transformaciones.
13
- El gran reto de todo instrumento político es lograr, mediante el trabajo
político e ideológico y la persuasión de sus líderes y militantes, la participación
de todo el pueblo en las tareas transformadoras de la sociedad para garantizar
el bienestar económico y social. Sumar y multiplicar. Nunca dividir ni restar.
Parte fundamental de este reto radica en la necesidad de intensificar nuestro
conocimiento y habilidad para comunicar las ideas de nuestro proyecto y
programa, y sobre todo convertirlas en prácticas cotidianas de nuestros
pueblos.
14
- Es prioridad nuestra aprender a conocer cómo ven la vida y las necesidades
objetivas y subjetivas los sujetos hacia quienes dirigimos nuestro mensaje,
especialmente los jóvenes. La
incorporación activa y militante de las nuevas generaciones en la lucha por
sociedades superiores es una necesidad urgente. La juventud es ya protagonista
principal en muchos escenarios y debemos reconocer la trascendencia de su
participación como uno de los sujetos históricos principales, por lo que
debemos luchar por impedir que el enemigo despolitice, neutralice o se apodere
de este gran sector de la sociedad.
15
- Se requiere una estrategia eficaz en
el ámbito electoral, para acceder en esta época a los diferentes espacios
de gobierno. Esa estrategia debe contener enfoques proactivos, expectativas
elevadas, y evadir el cortoplacismo, el voluntarismo y los efectos
desalentadores del encantador discurso postmodernista. Nuestras estrategias de
lucha electoral, de construcción del Poder Popular y de ejercicio de gobierno,
deben incorporar tanto los elementos racionales y afectivos.
16
- La necesidad de ser eficientes en el terreno electoral nos obliga a priorizar la presencia territorial,
justamente donde están los electores; no obstante, la realidad ha demostrado
que allí donde gobernamos resulta prudente organizar estructuras de base en espacios estratégicos como las grandes
empresas, las universidades y otros lugares donde se hace política
cotidianamente. La experiencia nos ha demostrado que allí donde gobernamos o
dónde desarrollamos poder popular, resulta necesario organizar estructuras de
base permanentes, por ejemplo en las grandes empresas, en las universidades,
zonas de concentración habitacional y otros lugares donde se hace política
cotidianamente.
17
- Los cambios en algunas sociedades latinoamericanas han generado nuevas
necesidades en los ciudadanos beneficiarios del desarrollo económico y dan
curso a la construcción de identidades colectivas con una nueva visión del
bienestar y de la vida.
Los
sujetos sociales contemporáneos se apoyan en una extensa alianza entre diversos
sectores de la sociedad que confluyen en la búsqueda de un nuevo paradigma
social. Estos sujetos sociales, si bien luchan por el bienestar material,
también aspiran a una modificación de las cualidades del individuo en su vida
colectiva. Los sujetos se construyen, transformando simultáneamente la realidad
y a sí mismos
Conclusiones y Recomendaciones
Los
partidos políticos progresistas y de izquierda, así como las organizaciones y
movimientos sociales del continente estamos llamados a alcanzar y fortalecer la
unidad en la diversidad, afianzando nuestras coincidencias por encima de
diferencias culturales, regionales, étnicas, religiosas o de otra naturaleza,
debe ser el principal estandarte para nuestra victoria, frente a las
aspiraciones desestabilizadoras e injerencistas del Imperio.
Los
partidos y movimientos populares y de izquierda tenemos la responsabilidad de
fortalecer nuestra organización política a nivel regional, para asumir la tarea
de orientación y conducción del sujeto revolucionario nuestroamericano,
verdadero constructor de la Patria Grande y de la sociedad postcapitalista sin
explotación ni injusticias.
Las
experiencias de las revoluciones sociales, de los partidos y movimientos
populares que han llegado al Gobierno en nuestro continente, constituyen un
conjunto de lecciones que ameritan un análisis a profundidad.
Recomendamos
que el Foro de Sao Paulo contribuya a la sistematización y socialización de las
experiencias de construcción de poder popular y economía social en América
Latina.
A
su vez, las organizaciones políticas y movimientos sociales debemos promover la
construcción de indicadores políticos, sociales y económicos propios, más allá
de los propuestos por los organismos internacionales.
Nos
compete la inmediata tarea de convertir este documento en un instrumento de
debate y acción política, divulgándolo y sometiéndolo al enriquecimiento con
nuestras bases políticas y con los movimientos sociales.
Con
la guía, las enseñanzas y ejemplo legado, tenemos una única opción:
Luchar
y crecer. Luchar y vencer. Luchar hasta la victoria. ¡Siempre!