miércoles, 30 de abril de 2014

1° de mayo en un país de desigualdades y contradicciones

Por RICARDO KLAPP SANTA CRUZ 

Los Socialistas Allendistas, nos sumamos a las conmemoraciones de los pueblos en el “Día Internacional de los Trabajadores”. Nuestro domicilio son las luchas del pueblo trabajador y la de sus familias en busca de más democracia, justicia, dignidad y transformación social.

En Chile, 2 de cada 3 hogares tienen un ingreso menor de los $550 mil pesos y la mitad de las familias chilenas tiene ingresos de menos de $240 mil pesos. En nuestro país se considera “pobre”, institucionalmente (encuesta Casen), a las personas que ganan menos de $70 mil pesos y a nivel de rural a los que ganan menos de $48 mil pesos. Mientras 4.500 familias opulentas tienen un ingreso por persona que supera los 22 millones de pesos mensuales, con un promedio familiar de $88 millones de pesos al mes.

La desigualdad de ingresos entre el 5% más rico, versus el 5% más pobre es de 260 veces, en un país con un ingreso promedio de 12 millones de pesos Per capita (por chileno). La realidad es que la mitad de los chilenos tiene un ingreso menor de $240 mil pesos al mes.

Tenemos una legislación que acepta el reemplazo en las huelgas de los trabajadores sindicalizados y solo el 8% puede negociar con derecho a huelga. El 14% de los asalariados están sindicalizados. Los asalariados durante el gobierno del Presidente Salvador Allende superaron el 34% de sindicalización.
Solo un 57% del total de los trabajadores tiene contrato con derecho a salud, pensión y seguro. La pensión promedio de los jubilados es de $182 mil pesos y 85% de los jubilados tienen ingresos menores de 138 mil pesos.

En campañas electorales, se promete un salario mínimo mayor del que aprueban en el Parlamento, después legislan para los empresarios. No solo hay que luchar por un salario mínimo, sino también por un máximo, ya que entre los que ganan menos de $210 mil pesos y los que ganan más de $22 millones, la diferencia es de 105 veces, lo que es abusivo y grosero para el pueblo trabajador.

Hay exitismo y arrogancia en los ricachones criollos. Nuestra lucha es construir unidad, con el conjunto de la izquierda transformadora y llevar adelante una Asamblea Constituyente auto convocada, de generación democrática, participativa, social y con protagonismo popular de las comunas.

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