lunes, 17 de mayo de 2010

Las reformas políticas que el país necesita – I


Manuel Luis Rodríguez U.

El concepto y la promesa de reformas políticas se viene repitiendo en Chile en cada gobierno. Desde 1990 en adelante, la historia política chilena podría reescribirse contando las innumerables reformas frustradas, promesas incumplidas, maniobras dilatorias, gesticulaciones exhibidas, negativas encontradas y fórmulas inventadas para modificar solo algunos aspectos superficiales del régimen político instaurando desde la Constitución de 1980.

¿Será posible que los mismos que ayer han rechazado sucesivamente las reformas políticas de fondo, las reformas políticas estructurales que necesita el país, se vuelvan ahora -por arte de magia- partidarios de esas reformas?

Durante estos años, las llamadas reformas políticas han sido sucesivamente: objeto de interminables estudios académicos, anuncios de campaña, tópico comunicacional, arma de destrucción política, instrumento de imagen personal, tema recurrente de la agenda y recurso mediático, por lo menos desde el primer gobierno de esta interminable transición.

Pero, lo que el país necesita en materia de reformas políticas es algo más que anuncios y nuevos proyectos de ley enviados a un Congreso Nacional cuya montaña de proyectos recibidos y rechazados llenaría una habitación.

Chile necesita mucho más que nuevos anuncios o nuevos proyectos, sobre viejas promesas de reformas incumplidas.

Chile necesita una nueva Constitución, si se quiere verdaderamente reformar profundamente un Estado histórica y jurídicamente centralizado; un régimen presidencialista rígido y autocrático y un sistema político excluyente y anticuado que proviene del siglo pasado y en ciertos aspectos, incluso del siglo XIX.

Una nueva Constitución (por fin verdaderamente legítima y legitimada) que emane de una asamblea constituyente elegida y mandatada por el pueblo soberano, y que se legitime en un amplio proceso de debate público y ciudadano y en plebiscitos abiertos, informados y transparentes.

Chile necesita un nuevo régimen electoral, con una institucionalidad electoral renovada, segura y legitimada; con voto voluntario y con inscripción automática y computarizada; con una nueva geografía y distribución distrital; con registros electorales y un padrón electoral electrónicos (eliminando esos anticuados registros escritos a mano); con el pleno ejercicio del derecho a voto para todos los chilenos que residan o se encuentren en el extranjero (y sin subterfugios de acceso); con el pleno ejercicio de ser candidato para todos los ciudadanos (eliminando las exclusiones y restricciones a los dirigentes sindicales y sociales); con el derecho a ejercer el sufragio en cualquier comuna o distrito donde se encuentre un ciudadano; con mesas receptoras de sufragios computarizadas y sin distinción de sexo; con mecanismos eficaces de control sobre la publicación de encuestas previas a los comicios; con locales de votación sin presencia militar y bajo control ciudadano; con un sistema electoral proporcional; con un sistema de primarias obligatorias y vinculantes para todos los partidos políticos y para todos los nombramientos de candidatos a las elecciones municipales, parlamentarias y presidenciales.

Chile necesita avanzar hacia un nuevo régimen político, hacia un régimen semipresidencial con un Congreso unicameral, que fortalezca las atribuciones y poder decisorio de los organos colegiados del sistema político (Congreso, Consejos Regionales, Concejos Comunales); que otorgue mayores niveles de autonomía a las regiones; que dé fuerza y contenido a procesos más avanzados de regionalización, descentralización y desconcentración.

Chile necesita un nuevo sistema de partidos políticos, con una legislación moderna, con partidos políticos descentralizados, con procesos partidarios de toma de decisiones que hagan vinculantes las decisiones de las estructuras regionales y locales; con una democracia interna eficaz y transparente; con mecanismos eficaces de control del gasto electoral y de separación de los negocios y la política.

Chile necesita mucho más que nuevos anuncios o nuevos proyectos, sobre viejas promesas de reformas incumplidas.

Manuel Luis Rodríguez U.
16 Mayo, 2010

No hay comentarios: