Las encuestas son categóricas respecto al rechazo que genera en la ciudadanía el trabajo de los políticos, tanto en el Congreso Nacional y la función pública como en los partidos de todos los colores ideológicos.
Ante este contexto, desde el mismo mundo político advierten que si la visión del electorado no mejora crece la opción de que el fenómeno del caudillismo se instale en el país. Esto es personas que vienen desde fuera del espectro partidista y que con discursos antisistema ganan adhesión popular, lo que desvaloriza el trabajo político e institucional.
Para el ex diputado de la UDI Cristián Letelier, la culpa de esta situación la tienen "los mismos políticos y de muy mala manera, pero no todos eso sí".
"Los caudillistas tienen un estilo muy transitorio y superficial y de pocos principios y más bien con afanes de proyectos personales, lo que le haría muy mal al país", comentó a Cambio21.
Como ejemplo, el abogado señala "a Venezuela y lamentablemente en otros países de Latinoamérica".
"Pienso que tiene que haber una altura de miras de todos los presidentes de los partidos políticos, para que ordenen efectivamente las ideas y sepamos para dónde vamos como país, que es muy importante", remató.
"La culpa es del Parlamento"
En respuesta, el líder del movimiento de los Socialistas Allendistas, Esteban Silva, expresó a este diario que "lo que hay es una crisis institucional de representación producto del sistema binominal que lo reproduce y que es urgente encarar, no tanto con una reforma electoral, sino que con un cambio más global a nivel constitucional".
"No es populismo, que es un término muy genérico que puede dar para todo y para nada. Lo que hay es una falta de legitimidad de los parlamentarios y de las autoridades de las institiciones del Estado, lo que se suma al problema de los intendentes que son designados y a los mismos legisladores que se autoajustan el sueldo y lo siguen subiendo, lo que genera un clima de percepción de que la política y los que la ejercen no son lo suficientemente representativos y que están muy lejos de como viven los chilenos", explicó.
Según el sociólogo, "el término caudillismo se usa peyorativamente para descalificar posiciones políticas de ruptura con el orden institucional o con la institucionalidad cuando se haya en crisis. No necesariamente es negativa como percepción. Ahora, por supuesto que una democracia que no es participativa y sólo es representativa, en su germen se incuba la posibilidad de que se imponga una lógica caudillista".
"En Chile, el problema es que la gente no puede tomar decisiones sobre grandes temas de fondo porque está lleno de quórums dentro de un Parlamento que se autoreproduce a sí mismo", concluyó el dirigente.
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