La Concertación ha mentido siempre al pueblo, pero hoy se sabe que ella es (y siempre ha sido) ‘mocita’ de la derecha transnacional.
“AL VERDADERO IZQUIERDISTA lo reconocerán por su solidaridad internacional”. Con esa frase definía Clodomiro Almeyda a los verdaderos simpatizantes de la izquierda chilena cuando el demócrata cristiano Eduardo Frei Montalva dirigía el país. ¡Cuánta razón tenía ‘don Cloro’!, pero en ese entonces éramos aun muy jóvenes e inexpertos para certificar la certeza de aquel aserto.
Hoy, cuarenta años después y gracias a las enseñanzas del maestro Almeyda, me tardo tan sólo un par de minutos para descubrir a los ‘falsos compañeros’ y descorrer el velo de falacia, esnobismo y pretensión que recubre la piel de muchos cipayos políticos, cuyo objetivo es simular ser lo que no se es, con un propósito economicista bien definido: defender con dientes y muelas el statu quo mediante la tan chilena simulación revolucionaria que, en definitiva, no lleva ni va ni llega a parte alguna. Sin pretender abrir una discusión al respecto -ya que no es el ánimo de este artículo polemizar sobre el punto-, pero con la certeza de estar en lo correcto, lo mencionado en las líneas anteriores define perfectamente a la socialdemocracia.
En América latina existen importantes gobiernos progresistas que merecen contar con el apoyo de la totalidad de los izquierdistas de este continente, pero tal digno deseo fracasa en el austro, ya que en Chile su población se encuentra subsumida bajo toneladas de informaciones falaces propiciadas y difundidas por una prensa que es esclava de sus estulticias y yanacona de los propietarios del capital. Esa prensa está alimentada además con las acciones que parlamentarios y dirigentes políticos realizan a diario, siempre procurando ensuciar la imagen de gobernantes realmente de izquierda, quienes constituyen no sólo un referente de fuste sino, principalmente, una muralla de contención para detener el avance de un imperio ambicioso, invasor y genocida, como sin duda ninguna es Estados Unidos de Norteamérica.
Muy pocos parlamentarios supuestamente ‘de izquierda’ (entiéndase como tales a los concertacionistas) son conscientes de la relevancia que tiene en este momento la revolución bolivariana de Venezuela, o el accionar socializante y humanitario de líderes como Rafael Correa, Evo Morales y José Mujica. Esos parlamentarios, en estricto rigor y en los fríos hechos, actúan como representantes de la más conservadora derecha. No reparan que sus desinformados dichos sobre los gobiernos de Venezuela, Ecuador y Bolivia son burdas falacias…especialmente respecto de Hugo Chávez y Venezuela, pues observan en esa nación un ejemplo “peligroso” para el conservacionismo dirigencial que tantos buenos réditos económicos otorgan a los socios del duopolio binominal.
¿Cuántas personas de nuestro ‘duopolio’ han viajado a Caracas cada vez que en la nación de Bolívar y Bello se ha producido una elección democrática? Democristianos, pepedeístas y socialdemócratas no han dudado un instante en acompañar a ex golpistas y sediciosos de RN y la UDI para asistir como “observadores” a uno de aquellos procesos vividos con enorme transparencia por el pueblo venezolano. Tengo excelente memoria (y mejores apuntes), por lo cual puedo asegurar sin temor a equivocarme que dirigentes de esas tiendas partidistas lenguajearon verdaderas barbaridades respecto de la “confianza” o desconfianza que importaba todo proceso político-electoral en Venezuela. Dejaron el aeropuerto de Pudahuel, rumbo a Caracas (sin que nadie los hubiese invitado en calidad de observadores) luego de lanzar una retahíla de supuestos, mentiras y aprensiones que –publicitadas hasta el hartazgo por la prensa canalla en manos de la derecha- sembraron la duda en las mentes de millones de chilenos.
¿Y qué dijeron esos mismos parásitos políticos al regresar de Venezuela, una vez concluido el proceso electoral? ¡¡Nada!! Silencio absoluto. La transparencia de los comicios, la modernidad tecnológica utilizada en ellos, fueron elementos suficientes para callarles la boca y retornarlos a Chile cabeza gacha y labios sellados. ¡¡Cobardes, mentirosos, traidores!! ¿Y se dicen izquierdistas (peor aún, ‘socialistas’) algunos de ellos, como Marcelo Díaz y Fulvio Rossi? Un par de tipos desinformados que voluntariamente ofician como yanaconas del capital transnacional.
http://old.kaosenlared.net/noticia/los-nuevos-socialistas
El volumen de mentiras, datos falsos y supuestos sin fundamento que estos dos ‘socialistas’ emitieron con voces engoladas, representa ad infinitum el verdadero espíritu concertacionista, mismo que ya se había desnudado sin complejos ante el pinochetismo activo a las pocas horas después del triunfo popular del ‘NO’ en el plebiscito de 1988 que terminó con la dictadura militar… pero dejando intacto el neoliberalismo salvaje impuesto por los ‘Chicago boys’ ultraderechistas, sistema que como bien sabemos continúa impertérrito hasta hoy…gracias a los esfuerzos nunca bien ponderados de muchos falsos ‘progresistas’ de la Concertación.
Es dable dudar de lo que estos mismos esperpentos ‘socialistas y cristianaos progresistas’ han realizado (y siguen realizando) en el Poder Legislativo, ya que si no tuvieron empacho alguno en mentir descaradamente respecto de lo que sucede en países como Venezuela, Ecuador y Bolivia (aprovechando el envión y aporte de la prensa derechista, en especial la televisión), no importa gran análisis entender cuánto han engañado y traicionado al pueblo concertacionista en estos 20 años con los asuntos que interesan a un pueblo que, por cierto, esos mismos guarapos vienen traicionando al legislar la entrega –casi gratuita- de los recursos naturales y de los asuntos estratégicos del país llamado Chile.
Toda la razón asistía a mi querido profesor Clodomiro Almeyda; ¡¡por su solidaridad internacional los conoceréis!! Definitivamente, estos socialistas y socialdemócratas de la Concertación son tan neoliberales y fascistas como sus patrones. De ello no tengo duda alguna. Por eso cada vez es más necesaria y prioritaria una Asamblea Constituyente que se transforme, en poco tiempo, en Asamblea Nacional. El pueblo lo demanda..
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